El hombre lobo, también conocido como licántropo, es una criatura legendaria presente en muchas culturas independientes a lo largo del mundo. Se ha dicho que este es el más universal de todos los mitos (probablemente junto con el del vampiro), y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de los hombres lobo o de otras clases de «hombres bestia». Realmente no hay que confundir los términos: licántropo es aquel hombre que, debido a algún trastorno psicológico, cree haber asumido el aspecto, voz y comportamiento de un lobo, a pesar de que realmente no haya sufrido ninguna transformación física; lo cual lo lleva a actuar de acuerdo a ello, entiéndase matando y cometiendo actos de canibalismo. Por su parte, el hombre lobo es tradicionalmente un hombre que, por efectos de magia o por propensión natural, posee la habilidad de transformar su aspecto en el de un lobo. Todas las características típicas de aquel animal - como son la ferocidad, la fuerza, la astucia y la rapidez- son en ellos claramente manifiestas, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino. Según las creencias populares, este hombre lobo puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, generalmente cuando sale la luna llena
Orígenes.
Para remontarnos al origen del hombre lobo y la licantropía, tenemos que retroceder hasta tiempos de la Grecia Clásica, en concreto a Lycaon, primer rey de Arcadia. Fundador de cultos paganos en forma de sacrificios humanos, desafió al mismísimo Zeus, invitándolo para comprobar su identidad a un banquete donde servía la carne de un niño. Sabiendo que el dios se había percatado de la naturaleza del festín, temeroso del castigo huyó al campo, y una vez allí descubrió lo que Zeus le tenía reservado, cuando poco a poco se fue transformando en un lobo.
La historia de Lycaon aparece en Las Metamorfosis de Ovidio: aquí un fragmento de su transformación: “En vellos se vuelven sus ropas, en patas sus brazos: se hace lobo y conserva las huellas de su vieja forma. La canicie la misma es, la misma la violencia de su rostro, los mismos ojos lucen, la misma de la fiereza la imagen es”.
Más alusiones clásicas al hombre lobo las encontramos en El Satiricón de Petronio, en el capítulo de La Cena de Trimalción. Allí Nicerote cuenta la historia del soldado que se transformó en un lobo, en una noche de luna llena, cuando ambos acudían a la casa de Melisa: “Llegamos en medio de los sepulcros: mi hombre se puso a hacer sus necesidades junto a unas tumbas; seguí yo canturreando y fui contando las lápidas. Después miré hacia mi compañero; se estaba desvistiendo y poniendo todos sus vestidos junto al camino. Yo tenía el resuello en la punta de la nariz; me quedé clavado como un muerto. Él meó alrededor de sus vestidos, y de repente se convirtió en lobo.”
Evolución
Es seguro que durante la Edad Media, época de oscurantismo y superstición, se fortaleciera el mito del hombre lobo. El lobo es el enemigo natural del cordero y los ganados, por tanto de Dios Jesucristo y del hombre. No es de extrañar que los pactos con el diablo llevaran asociada la idea de la transformación zoomórfica en lobo.
En la Edad Moderna, el tribunal de la Santa Inquisición hacía estragos en sus juicios contra la brujería y la magia negra. Se tiene noticia de que sólo en Francia hay registrados más de 30.000 casos que se enjuiciaron bajo acusaciones de licantropía.
Interesante post, además me han gustado las imagenes que has puesto acompañandolo.
ResponderEliminarUn saludo