No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando
Soy la luz del sol sobre el grano dorado
Soy la lluvia gentil del otoño esperado
Cuando despiertas en la tranquila mañana,
Soy la bandada de pájaros que trina
Soy también las estrellas que titilan,
mientras cae la noche en tu ventana
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando
No estoy allí. Yo no morí
!Oh, Gran Espíritu, cuya voz escucho en los vientos, y cuyo aliento da vida al mundo entero, óyeme! Soy débil, necesito tu fortaleza y sabiduría.
Permíteme caminar en belleza, y haz que mis ojos siempre contemplen la roja y purpúrea puesta del sol.
Permite que mis manos respeten las cosas que tus has hecho y que mis oídos estén prestos a escuchar tu voz.
Hazme sabio para que yo pueda entender las cosas que tu has enseñado a mi pueblo. Ayúdame a aprender las lecciones que tú has escondido en cada hoja y en cada roca.
Busco fortaleza, no para ser mayor que mi hermano, sino para luchar contra mi más grande enemigo, que soy yo mismo.
Permíteme que esté siempre listo para allegarme a ti con manos limpias y ojos rectos.
Así, cuando la vida se desvanezca, como se apaga la puesta de sol, mi espíritu pueda volar a ti sin avergonzarse.
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