Estos son dos poemas que encontré.. y la verdad que me llegaron al corazón..
Sería mucho más que bueno que comencemos a valorar de verdad lo que nos ha sido regalado, nuestro Planeta necesita de nuestra ayuda.. o nunca más lo veremos como antes.
La Naturaleza es sabia, y de alguna forma siempre encuentra la manera de subsistir, de adaptarse, de evolucionar...
Lo único que queda en el camino somos nosotros.
Que la paz y la energía de nuestra Madre Naturaleza te guíe por siempre, que su Luz sea el camino hacia la eternidad...
La tierra
Niño indio, si estás cansado,
tú te acuestas sobre la Tierra,
y lo mismo si estás alegre,
hijo mío, juega con ella...
Se oyen cosas maravillosas
al tambor indio de la Tierra:
se oye el fuego que sube y baja
buscando el cielo, y no sosiega.
Rueda y rueda, se oyen los ríos
en cascadas que no se cuentan.
Se oyen mugir los animales;
se oye el hacha comer la selva.
Se oyen sonar telares indios.
Se oyen trillas, se oyen fiestas.
Donde el indio lo está llamando,
el tambor indio le contesta,
y tañe cerca y tañe lejos,
como el que huye y que regresa...
Todo lo toma, todo lo carga
el lomo santo de la Tierra:
lo que camina, lo que duerme,
lo que retoza y lo que pena;
y lleva vivos y lleva muertos
el tambor indio de la Tierra.
Cuando muera, no llores, hijo:
pecho a pecho ponte con ella,
y si sujetas los alientos
como que todo o nada fueras,
tú escucharás subir su brazo
que me tenía y que me entrega,
y la madre que estaba rota
tú la verás volver entera.
Gabriela Mistral
GRACIAS TIERRA MÍA
* * *
Contemplo la Naturaleza
embelesado quedo
ante tanta belleza,
carezco de palabras
para expresar
lo que siento.
Cielo, montañas,
valles, desiertos,
ríos y mares,
todos son tan bellos
si quitamos la venda de los ojos.
Su melodía es sublime
si destapamos los oídos.
Tierra,
Tierra mía,
nuestro Planeta Azul
¿Qué estamos
contigo haciendo?
¡Mira cómo te hemos dejado!
Herida estás
Tierra mía
y herida perdonas
a quienes te hemos dañado.
Parecieras decir,
recordando al Enviado:
Perdónalos Padre,
ellos no saben lo que hacen.
¿No lo sabemos?
Igual nos perdonas
e imploras a lo alto
por nosotros
tus verdugos.
El Enviado
te ha escuchado
y traerá la Luz
de Redención
que te aliviará
y a nosotros
transformará
de bestias en dioses.
Y Tú, Tierra mía,
feliz estarás
al contemplar
nuestra transmutación.
Gracias Tierra mía
por lo que,
sin yo merecerlo,
con tanto amor
me has brindado.
Desde más allá
de las estrellas
jamás te olvidaré,
pues gracias a ti,
allá estaré.
Anónimo
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