EL HADA Y EL UNICORNIO

Cerca de un bosque de eterna fantasía, existía una laguna muy hermosa llamada ilusión, en esta laguna vivían solamente hadas, que se preocupaban siempre de cultivar su belleza, no creían en nada, solo se preocupaban de vivir bien en aquella laguna de eterna ilusión, pero entre estás hadas había una que era distinta a las demás, con su tierna mirada solo deseaba amar y solamente cultivar su interior.



Un día la hada decidió salir a volar por el bosque de la eterna fantasía, cantando volaba entre los árboles, derramando lágrimas por no tener alguien a quien amar y que la ame a ella también.
Sus lágrimas hacían que las flores que las tocaban se marchitaran y quedara solo la soledad y la tristeza entre ellas.


Cuando en un minuto la hada decidió descansar, mientras lloraba, el dulce Unicornio sintió el canto de tristeza de ella, entre los árboles la observó y desde aquel momento se enamoró por su tierna apariencia, consumido en sus nervios decidió hablarle cortando una rosa de amor se la regaló.

En ese momento la Hada lo miró y no pudo contener las ganas de decir que el era el amor de su vida, con solo su mirar sabia que él era el ser que siempre buscó.


Entre un dulce nerviosismo los dos se sentaron a conversar, el hada en segundos sonrió, haciendo que todas las flores marchitas renacieran de alegría. El Unicornio avergonzado por su ternura al mirar le pidió si podían volverse a ver en aquel lugar donde se conocieron, un lugar del bosque rodeado de piedras y una pequeña laguna. La Hada sin pensarlo dos veces dijo que sí, sonriéndole una vez más.



Es así como el Unicornio feliz se despide y se va a descansar para que llegase pronto el nuevo día.
Por otro lado el Hada feliz se va cantando renaciendo todo lo marchito que se encontraba en su pasar.

Cuando el siguiente día llegó, muy emocionados los dos se encontraron en aquel lugar donde sus miradas se cruzaron por primera vez, el Unicornio embobecido por la belleza del Hada, el Hada avergonzada por la presencia de su gran amor le habla y le dice que le quiere dedicar una canción, el Unicornio sorprendido con un suave mirar se prepara para escuchar es así como ella cantando suavemente le declara que es el ser que siempre soñó , el Unicornio sin pensarlo le da un beso sintiendo así el amor verdadero que siempre soñó, los dos enamorados, consumidos con tanta alegría deciden su amor confirmar aquel día, en aquel lugar como la primera vez.

Felices los dos vuelven a su lugar, para así esperar el siguiente día, esperando que sea más mágico que el anterior, en sus cantos, en su pensar, existían solo los dos, su amor tierno llenaba mil tristezas, llenaba mil caídas, alegraba mil corazones de seres que solo pensaban en llorar.
Al día siguiente los dos envueltos en amor deciden prometer que siempre iban a estar juntos, pase lo que pase siempre el amor los uniría, eternamente hasta después de la muerte.
Los dos abrazados, solo el amor los saludaba, solo su ternura los abrigaba, besos que hacían un segundo mágico, en horas de eterna paz.



Al día siguiente cumplirían un mes de verse en aquel lugar, y un mes desde que se amaron, llegó aquel día el unicornio con un ramo de dulces flores esperaba a su divina hada queriendo regalarle eso y la luna y el mundo entero, pasaron horas y el hada no llegaba.

El Unicornio sabia que era algo extraño porque ella jamás lo dejaría es por eso que decide irse para volver el siguiente día, en el transcurso de su frío caminar se da cuenta que las flores comienzan a marchitar, las nubes comienzan a oscurecerse nublando el bosque y una intensa tormenta se ve rodeando solo la laguna ilusión donde las hadas vestidas de negro lloraban una perdida, el Unicornio sin pensarlo corrió lo mas veloz que podía hasta llegar, cuando ahí se quedó sus ojos no pararon de llorar, El Hada en un ataúd de cristal, el Hada que el amaba en el ataúd que la llevaría a un viaje eterno con ida pero sin regreso. Al verla un beso dejo en el cristal mas las flores por su querido aniversario y un te amo que duraría una eternidad.


El tiempo paso, el Unicornio cada día sentado en aquel lugar del bosque donde se amaron por primera vez, sentado ahí deseando con ansias el reencuentro. Hasta que el tiempo su cuerpo gasto, hasta que los segundos su vida acorto, hasta que nuestro dulce Unicornio de amor murió.




Autor: desconocido